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Vivir en la ciudad ¿favorece la aparición de ansiedad y depresión?
La revista Nature, ha publicado recientemente un estudio que afirma que las personas que viven en ciudades tienen un 21% más de riesgo de padecer un trastorno de ansiedad, un 39% más de riesgo de sufrir un trastorno del estado de ánimo y el doble de riesgo de sufrir esquizofrenia.
El trabajo fue realizado Instituto de Salud Mental Douglas de Canadá. Los investigadores, los autores procedentes del Instituto de Salud Mental Douglas de Canadá, compararon la actividad cerebral de voluntarios procedentes de núcleos con más de 100.000 habitantes, con las de habitantes de núcleos de más de 10.000 habitantes y un tercer grupo formado por personas de áreas rurales. Encontraron que la respuesta al estrés en la amigdala (región cerebral vinculada con la regulación de las emociones y el estado de ánimo) era mayor conforme mayor era el núcleo urbano al que pertenecía la persona.
Por tanto, existe una forma o formas en la que la experiencia de vivir en núcleos urbanos afecta a los centros cerebrales que regulan las emociones, creando una mayor vulnerabilidad a padecer trastornos mentales.
Psicólogo en Salamanca – Psicóloga Mª Luz Cañadas – Psicología
Las terapias conductuales en niños con Síndrome de la Tourette
El síndrome de la Tourette es un trastorno neurológico que se caracteriza por la presencia de tics motores múltiples (como parpadeos, movimientos de la cabeza, el torso, brazos o piernas) y tics vocales (chasquidos de lengua, gruñidos, ladridos, olfateos, bufidos o toses). Este síndrome suele diagnosticarse en la infancia alrededor de los 6 años.
La revista ‘Current Biology’ publica un estudio que afirma que uso de terapias conductuales en niños con este síndrome puede resultar eficaz para reducir sus síntomas.
Tras analizar el cerebro de estos niños mediante pruebas de neuroimagen y compararlas con niños sin este trastorno, concluyen que se desarrolla de una única forma “reorganizando” su estructura durante la adolescencia.
“Estudios previos habían demostrado que algunos de estos niños pueden controlar sus síntomas, lo que podría estar relacionado con una especie de cambio compensatorio en el cerebro para adaptarse a estos tics, como se ha comprobado”, reconoce Stephen Jackson, profesor de Neurociencia Cognitiva de la Facultad de Psicología y uno de los autores del estudio.
Por ello, según afirman, si se estimula la “formación” del cerebro mediante el uso de la terapia conductual podrían ayudar a estos pacientes a controlar sus síntomas de una forma más rápida y eficaz.
Además, esto supondría una alternativa a los tratamientos farmacológicos que deben utilizar estos pacientes, que pueden tener efectos secundarios no deseados como el aumento de peso y depresión.
Psicólogo en Salamanca – Psicóloga Mª Luz Cañadas – Psicología
Mi niño es desobediente ¿o no?
Con frecuencia escuchamos a algunos padres quejarse «Este niño es imposible», «eres un desobediente», «si no le castigo no hay manera con él»…
Pero ¿Qué es desobedecer?
Un niño desobedece cuando se niega a iniciar o completar una orden realizada por otra persona en un plazo determinado tiempo.
(EJEMPLO: un padre le ordena a su hijo que se ponga a estudiar. Si éste no se pone a estudiar en un plazo de tiempo inferior al establecido (un minuto), diremos que el niño ha desobedecido).
Para que haya una conducta de desobediencia tienen que darse una serie de requisitos:
1. Que se le pida u ordene al niño que realice una conducta y éste no responde a su petición, tardando en empezar de hacerla más tiempo del establecido (unos 20 segundos).
2. Que se le pida que deje de emitir una conducta o que no empiece a hacer algo que está a punto de ocurrir. El niño no interrumpe la conducta en un lapso de tiempo inferior al prefijado.
3. El niño no realiza la conducta que por norma que tiene que realizar.
4. El niño lleva a cabo conductas que explícitamente se le han prohibido.
No podremos hablar de desobediencia, aunque se cumplan los criterios anteriores si:
1. De forma simultánea se le dan dos órdenes incompatibles (EJEMPLO: La madre le pide al niño que se duche, mientras que el padre le ordena que saque a pasear al perro).
2. Si una misma persona da varias órdenes de forma simultánea (EJEMPLO: Un profesor le pide al alumno que explique a sus compañeros cómo se hace el ejercicio y a continuación, y sin dar tiempo a que lo haya hecho le pide que busque la calculadora), lo que dificulta que el niño pueda realizar ambas tareas.
3. Un superior permite al niño a saltarse una prohibición (EJEMPLO: Mamá no te deja comer dulces antes de comer, pero como ahora no está…¿quieres un bombón?).
Como podréis haber observado en ocasiones nuestros hijos no nos obedecen porque nosotros transmitimos erróneamente las órdenes.
Espero que esto nos sirva de reflexión para valorar no sólo cómo se portan nuestros hijos sino cómo hacemos nosotros las cosas como padres.
Si queréis que profundicemos sobre algún aspecto no dudéis en proponerlo.
Gracias por vuestra atención.
Psicólogo en Salamanca – Psicóloga Mª Luz Cañadas – Psicología