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Hoy hablamos de los celos en la pareja (segunda parte)

Como comentábamos ayer lo celos son un fenómeno universal, de tal forma que el celos@ siente malestar causado por la certeza, la sospecha o el temor de que la persona a la que quiere y a quien desea en exclusiva pueda preferir o volcar su afecto en una tercera persona. Por tanto hay celos entre padres e hijos, hermanos, amigos, compañeros de trabajo …
Los celos generan mucho sufrimiento tanto en la persona que lo experimento como a la “víctima” de sus celos.

Los celos tienden a ser un sentimiento estable en la vida de quien los sufre. Cuando el celos@ tiene un arrebato de celos nota un profundo malestar, que puede ser una mezcla de irritación y de depresión. En estas circunstancias, la persona suele realizar preguntas de comprobación (llamadas telefónicas, interrogatorios, revisión de objetos personales como bolsillos o correo electrónico) de la persona que ama con el objetivo de reducir el malestar que siente. De este modo, al sentirse un alivio transitorio, los comportamientos de celos quedan incorporados al repertorio de conductas del sujeto. Al cabo de horas o días vuelve a aparecer el proceso, que queda, de este modo, realimentado.

Una relación de pareja en el que los celos están presentes de forma continuada pueden llegar a destruir la relación. El celos@ sufre en el intento constante de proteger y/o salvar su relación de pareja, de tal forma que agobia, atosiga y controla a su pareja de tal modo que la pareja probablemente cambiará su forma de comportarse (es mejor que no le diga que salí anoche, así no pasa un mal rato) se irá minado la comunicación y puede favorecer el fin de la relación.
Aunque cada persona es diferente, los estudios afirman que las personas celosas suelen presentar ciertas características:
1. La inseguridad en uno mismo y la dependencia emocional.
2. La desconfianza hacia los demás.
3. La baja autoestima.
4. La introversión y la carencia de recursos sociales.
En personas con estas características los celos pueden estar más o menos latentes y activarse en forma de arrebatos en diversos momentos de la relación. Las situaciones generadoras de celos en personas vulnerables pueden ser múltiples.

Hay determinados momentos críticos en la vida en pareja que facilitan la aparición de los celos, entre los cuales destacan: el inicio de la convivencia, el nacimiento de un hijo, el comienzo de un nuevo trabajo, el éxito profesional del otro miembro de la pareja.

Cualquier acontecimiento de la vida cotidiana puede ser suficiente para desencadenar un episodio agudo de celos.

Cuando la persona sufre celos, no se queda sentado esperando a que éstos desaparezcan. Suelen realizar una serie de acontecimientos dirigidos a comprobar si los pensamientos que tienen son ciertos. Se trata de una búsqueda compulsiva de pruebas que avalen la veracidad de los pensamientos relacionados con la fidelidad. Son frecuentes las conductas inquisitivas, el interés reiterado por el pasado de la pareja, llamadas telefónicas constantes, el registro de objetos personales y, en algunas ocasiones, el sexo compulsivo.

La pareja del celoso, en las primeras fases, puede esforzarse por contestar a todas las preguntas, como un modo de convencer y de demostrar al celoso que sus dudas son totalmente infundadas. Con el paso del tiempo la pareja del celoso comienza a cansarse de tanta pregunta sin sentido y de que toda respuesta sea siempre insuficiente. Por ello, comienzan a evitarse, en la medida de lo posible, las preguntas; y cuando estas son ineludibles, las respuestas son más breves, sin detalle alguno. Esta actitud pone aún más nervioso al celoso, quien lo toma como muestra de la infidelidad y de la veracidad de sus dudas. Llegados a este punto, las discusiones de la pareja son constantes y se llega a un callejón sin salida, al no sentirse nunca el celoso satisfecho, independientemente de lo que diga o haga la pareja.

 

Psicólogo en Salamanca – Psicóloga Mª Luz Cañadas – Psicología

Hoy hablamos de celos… (primera parte)

Luis la otra noche salió de fiesta con Marta, su pareja y su grupo de amigos. Llevan 3 años viviendo juntos y salen con frecuencia los fines de semana. No están pasando por un buen momento de pareja, la rutina se ha instalado en su relación y Marta cada vez se muestra menos receptiva a mantener relaciones sexuales, dice que está cansada, que no le apetece. Por si fuera poco la otra noche en un bar Marta se encontró con un antiguo compañero de clase y estuvieron más de media hora hablando, ella parecía muy contenta y animada con él. Desde entonces cuando está solo, Luis no puede parar de pensar en Marta hablando con ese chico “seguro que le gusta, vi como se miraban”, “me va a dejar”, “seguro que se están viendo, por eso ayer llegó más tarde de lo habitual”. Como está muy nervioso cree que estará más tranquilo si una vez, solo una vez, le echa un vistazo al móvil y a las redes sociales de Marta para ver si sigue teniendo contacto con el chico. Cuando lo mira y ve que no hay motivos para darle vueltas se queda más tranquilo, pero al día siguiente siente necesidad de revisar de nuevo el teléfono y de controlar sus horas de entrada y salida. Además aparecen nuevas dudas ¿Y si se escriben o llaman y borran los mensajes? Eso está generando muchas situaciones de tensión con Marta que no entiende su actitud, además constantemente está de mal humor y le parece mal que quede con amigos a tomar algo sin que él esté presente. ¿Luis está celoso?

Los celos son un fenómeno universal. Muchos animales son capaces de mostrar conductas celosas (por ejemplo cuando una pareja cuyo perro dormía a los pies de su cama es desplazado a otra habitación para poner la cuna del niño recién nacido). Se manifiestan en la infancia, en la adolescencia y en la edad adulta (apareciendo en relaciones profesionales, sociales, artísticas y de pareja).

Son un proceso de emociones complejo en el que se mezclan emociones negativas como el miedo, la hostilidad o la ira, la tristeza y con emociones agradables como el amor y el cariño.

Los celos constituyen un sentimiento de malestar causado por la certeza, la sospecha o el temor de que la persona querida, a quien se desea en exclusiva, prefiera y vuelque su afecto en una tercera persona.

¿Los celos ayudan o perjudican a una relación de pareja?
Los celos son un elemento importante en las relaciones de pareja. Es uno de los problemas más frecuentes experimentados en las relaciones íntimas.

Los celos de baja intensidad pueden ser adaptativos ya que favorecen la estabilidad de la pareja, ayudan a controlar en cierta medida la promiscuidad y favorecen un entorno estable para el cuidado de los hijos. Pero cuando la intensidad frecuencia o duración de los celos es tan elevada que interfiere con la evolución de la relación estaríamos hablando de celos patológicos.

Los celos patológicos se manifiestan a distintos planos: en el emocional la persona celosa puede sentirse ansiosa y/o agresiva, en el plano cognitivo presentará pensamientos que es incapaz de eliminar o desplazar y que le llevan a pensar en una posible infidelidad por parte de la persona amada («seguro que estará con su amante», «cuando sea más vieja, él se buscará a otra») y en el plano conductual presentará conductas con el objetivo de controlar a su pareja (registrar su teléfono móvil, controlar sus horarios, acceder a sus cuentas de correo electrónico etc).

A veces el hecho de mencionar el nombre de una antigua pareja o tener la sensación de que nuestra pareja ha mirado a una persona al caminar por la calle puede generar la reacción celosa.

Componentes de los celos
En las conductas de celos hay cuatro componentes fundamentales:
. El amor a una persona
. El afán de posesión.
. La fidelidad pactada (con el temor, justificado o no, a un rival). Por muy abierta que sea la forma en la que se plantee una relación, los celos emergen si a uno le importa emocionalmente a la pareja y ve peligrar la relación por la aparición en escena de un rival.
. El desprestigio social de la infidelidad

 

Psicólogo en Salamanca – Psicóloga Mª Luz Cañadas – Psicología

Vivir en la ciudad ¿favorece la aparición de ansiedad y depresión?

La revista Nature, ha publicado recientemente un estudio que afirma que  las personas que viven en ciudades tienen un 21% más de riesgo de padecer un trastorno de ansiedad, un 39% más de riesgo de sufrir un trastorno del estado de ánimo y el doble de riesgo de sufrir esquizofrenia.

El trabajo fue realizado Instituto de Salud Mental Douglas de Canadá. Los investigadores, los autores procedentes del Instituto de Salud Mental Douglas de Canadá, compararon la actividad cerebral de voluntarios procedentes de núcleos con más de 100.000 habitantes, con las de habitantes de núcleos de más de 10.000 habitantes y un tercer grupo formado por personas de áreas rurales. Encontraron que la respuesta al estrés en la amigdala (región cerebral vinculada con la regulación de las emociones y el estado de ánimo) era mayor conforme mayor era el núcleo urbano al que pertenecía la persona.

Por tanto, existe una forma o formas en la que la experiencia de vivir en núcleos urbanos afecta a los centros cerebrales que regulan las emociones, creando una mayor vulnerabilidad a padecer trastornos mentales.

 

Psicólogo en Salamanca – Psicóloga Mª Luz Cañadas – Psicología

Aburri… ¿qué?, Aburrimiento

 

El psicólogo Mark Fenske,  ha realizado un estudio sobre el aburrimiento. Concluye que el aburrimiento en el trabajo puede conducir a graves accidentes. También está relacionado con el control de los impulsos, causando por ejemplo, abuso de sustancias como el alcohol.

Según Fenske, el aburrimiento es El hecho que es difícil de definir es, en parte, por qué ha sido tan poco explorado. Necesitamos alcanzar una definición común, algo en la que todos podamos acordar, sobre qué es el aburrimiento».

El objetivo de este estudio es el de definir y entender mejor el proceso mental que desencadena el sentimiento de aburrimiento.

Los científicos apuntan que la definición científica es necesaria, no solo para determinar las diferentes características del aburrimiento, sino también para poner en común diferentes perspectivas teóricas.

Los científicos definen  el aburrimiento como «un estado aversivo de deseo, pero siendo incapaz a participar en actividades satisfactorias». Esta incapacidad proviene de un fallo en una de las redes de atención del cerebro.

«En realidad nuestro deseo de relacionarnos con el mundo o alguna otra actividad mental, y eso requiere atención. Cuando no se alcanza, parece que desencadena una frustración y este estado aversivo llamado aburrimiento», apuntó John Eastwood, profesor de la Universidad de York.

¿Cuándo nos aburrimos?

Cuando tenemos dificultades para prestar atención a información interna, como pensamientos o sentimientos. También cuando necesitamos estímulos externos para poder tener una actividad satisfactoria.

Somos conscientes de que tenemos problemas de atención.

Cuando culpamos al ambiente sobre nuestro estado mental y decimos frases del tipo «Esta tarea es aburrida» o «Nunca hay nada que hacer».

 

Psicólogo en Salamanca – Psicóloga Mª Luz Cañadas – Psicología

Obesidad y Salud Mental

Francisco Javier Quintero, en el XVI Congreso Nacional de Psiquiatría ha presentado los datos preliminares un estudio que afirma que el 31% de los pacientes con obesidad presentan ansiedad y un 35 % presenta antecedentes de un trastorno depresivo.
En este estudio han participado ya 200 personas que han sido atendidos en el Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid.
Según ha explicado Quintero, el trabajo ha permitido detectar que el 31 % de los pacientes con obesidad había presentado un trastorno de ansiedad asociado a la obesidad y que el 35 % tenía antecedentes de un trastorno depresivo.
El 17 % de estos pacientes, contaban con antecedentes de haber padecido un trastorno de la alimentación, como la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, y algo más de un 10 % había padecido un trastorno en el control de los impulsos.
El Dr. Quintero ha destacado que, «desde el punto de vista clínico, resulta muy relevante la presencia de un 20,4 % de pacientes con un TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), cifra cinco veces superior a la esperada en la población general».
El 62 % de estos pacientes afirman que están «constantemente haciendo dietas» y un 15 % adicional habían intentado hacer dieta organizadas más de cinco veces a lo largo de su vida para lograr su «objetivo fallido de bajar peso».
Quintero ha advertido de que «se trata de un problema de salud de primera magnitud, y en muchos casos terriblemente resistente a las intervenciones convencionales, como pueden ser las dietas». De hecho, ha añadido, «son muchos los factores que actúan sobre un paciente que sobrepasa su peso saludable».

 

Psicólogo en Salamanca – Psicóloga Mª Luz Cañadas – Psicología

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