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Padres ¿Qué relación padres-maestros ayuda más a nuestros hijos?
Tanto los padres como los profesores tienen al menos un objetivo en común educar a los alumnos. En este camino largo y a veces tortuoso cada uno tenemos nuestro papel. Por un lado desde el colegio es necesario que favorezcan la participación de los padres en la vida del centro y que tengan acceso a los profesores. Los padres es necesario que se impliquen en el funcionamiento del centro escolar, que participen en las actividades que desde el centro se propongan y que mantengan una comunicación cercana y fluida con el centro. Es, por tanto una responsabilidad compartida.
Las investigaciones realizadas acerca de este tema concluyen que es importante mantener un vínculo estrecho con el centro escolar y que este vínculo influye en los resultados de los alumnos. Por tanto la colaboración entre los padres, los profesores y el centro escolar es fundamental.
Todas las investigaciones y estudios realizados en torno a las relaciones entre familia y escuela ponen de manifiesto que mantener un vínculo estrecho y de participación tiene un importante impacto en los resultados educativos del estudiante. Se debe considerar entonces la cooperación entre padres, docentes y centro escolar como una herramienta efectiva para frenar el fracaso educativo y lograr el éxito académico.
Los estudiantes mejoran sus calificaciones, tienen una actitud más favorable hacia las tareas escolares y una mayor autoestima.
Y yo como padre/madre ¿qué puedo hacer?:
- Participar en las tutorías con los profesores con regularidad. Es importante conocer al profesor, conocer la percepción que tiene de nuestros hijos, tener interés en conocer cuáles son las virtudes y defectos de nuestros hijos desde la visión del docente, su actitud hacia el estudio, su rendimiento académico, cómo se relaciona en clase. Tanto los padres como los profesores tenemos nuestra visión, particular de cómo es y cómo se comporta el niño. Tener una visión más amplia nos puede ayudar a conocer más al niño y a buscar estrategias comunes que le ayuden a desarrollarse de forma adecuada. Es aconsejable tener claro qué puntos queremos tratar en las tutorías.
- Mostrar respeto por los profesores, estar dispuesto a escuchar, valorar y tener en cuenta sus recomendaciones sobre el desarrollo académico, social y personal del alumno.
- Mantener una comunicación fluida con el centro y el profesor, especialmente si percibimos dificultades importantes tanto en las tareas académicas como en las relaciones sociales. Asimismo ante un cambio importante en la vida del alumno que pueda afectar tanto a su capacidad de aprendizaje como comportamiento es necesario informar el tutor (separación de los padres, enfermedad, fallecimiento, aislamiento social…).
- Como es lógico no siempre vamos a estar de acuerdo con la forma de actuar de los docentes, pero hay que mostrar respeto hacia su persona y evitar hacer ese tipo de comentarios delante de los hijos dado que sino favorecemos actitudes negativas en nuestros hijos hacia los profesores propiciando la aparición de conductas de indisciplina. Los desacuerdos con los profesores son uno de los aspectos a comentar en las tutorías.
Psicólogos Salamanca- Gabinete de Psicología Mª Luz Cañadas- Psicología Salamanca
Sufro Trastorno afectivo estacional ¿Por qué a mí?
Ayer nos acercamos al Trastorno afectivo estacional o TAE. Hoy vamos a profundizar en él.
Según las estadísticas, el Trastorno afectivo estacional o TAE afecta aproximadamente al 6% de la población. Aunque es más frecuente en adultos (más frecuente en mujeres), puede presentarse en niños y adolescentes.
El Trastorno afectivo estacional o TAE es un cuadro depresivo causado, según las últimas investigaciones en la falta de exposición a la luz que se produce cuando llegan el otoño y el invierno así como por los cambios hormonales y de neurotransmisores que sufre nuestro organismo. Los síntomas suelen aparecer en los meses de frío y desaparecen en primavera y verano, tan solo en un 10% los síntomas empeoran en la época estival y mejoran en otoño e invierno.
¿Cómo me puedo sentir? ¿Qué síntomas lo caracterizan?
. Cambios en el humor: astenia, irritabilidad, disminución del deseo sexual, sentimientos de desesperanza, aumento de la ansiedad.
. Cambios en el sueño: hipersomnia o insomnio.
. Aumento del peso y/o del apetito (el cuerpo pide comer grandes cantidades de carbohidratos).
. Cansancio físico, fatiga, falta de energía.
. Disminución del interés en realizar tareas o actividades que antes eran satisfactorias.
. Aislamiento social.
¿Qué lo causa?
Ayer lo comentábamos. La mayoría de las investigaciones coinciden en que está producido por dos factores fundamentales:
. Disminución de las horas de luz natural.
. Cambios hormonales, fundamentalmente en la melatonina y la serotonina.
. La melatonina es una hormona que nos ayuda a regular el ciclo de sueño-vigilia. Nuestro cuerpo aumenta la secreción de melatonina por la tarde y la noche, disminuyendo cuando sale el sol.
. Los niveles de serotonina aumentan con la exposición a la luz, por lo que en otoño e invierno los niveles disminuyen generando síntomas como tristeza e irritabilidad, que afectan a nuestro estado de ánimo.
Las personas que trabajan de noche o que pasan muchas horas trabajando en lugares con poca luz natural pueden experimentar Trastorno afectivo estacional durante todo el año.
Aparte de los factores hormonales, no podemos olvidar los factores personales, ya que hay personas con una mayor predisposición biológica para tener un bajo estado de ánimo, los antecedentes familiares así como sus experiencias pasadas y el momento personal que esté viviendo.
Psicólogo en Salamanca – Gabinete de Psicología Mª Luz Cañadas – Psicoterapia en Salamanca
Miedos y fobias infantiles (III) Caso real ¿miedo o fobia?
Una de las seguidoras de mi blog, Pepi el otro día ponía el siguiente comentario:
Pepi “El tema es muy importante. Yo de pequeña era muy miedosa , y eso nos pudo costar la vida a mi hermano y a mí. Por eso me gustaría saber la causa del miedo …”
Creo que no hay mejor forma de profundizar en los temas que los casos
Miedos y fobias infantiles (II) Miedo y fobia ¿Diferentes?
Ayer hablábamos de cómo el miedo funciona como una alarma psicológica que nos avisa de las amenazas a nuestra integridad física y bienestar personal.
Pero ¿os gustaría saber cuál es la diferencia entre miedo y fobia?
Para que un miedo vaya más allá y se denomine fobia tiene que cumplir una serie de requisitos:
. Tiene que ser un miedo desproporcionado. El estímulo que causa el miedo tiene que ser inocuo y objetivamente no suponen ninguna amenaza. La persona siente miedo intenso ante objetos o situaciones inofensivas como una cucaracha o la oscuridad. Puede que haya otras situaciones como el ponerse una inyección que puede tener efectos desagradables a corto plazo, como ponerse una inyección, pero la reacción de la persona es excesiva.
. Tiene que inadaptado. Los efectos que el miedo tiene en el niño son desproporcionados, notando un malestar intenso como nauseas, diarrea, sudoración, dolores de cabeza acompañado de un estado de preocupación ante la posibilidad de que el miedo aparezca en cualquier momento, así como conductas de evitación ante la posible aparición del estímulo fóbico. Un niño que tiene fobia a ir a clase puede tener fuertes dolores de estómago el día previo y cuando se acerca al colegio, puede llorar de forma descontrolada o llegar a marearse.
La clave que nos ayuda a distinguir entre el miedo y la fobia es si el comportamiento del niño es apropiado ante la situación Si un niño se pone nervioso cuando ve un incendio en zonas adyacentes a su pueblo es probable que sea una reacción de miedo, adaptado al peligro real que supone el incendio. En caso de que la respuesta del niño sea desproporcionada como por ejemplo tener una crisis de ansiedad cuando encienden una cerilla nos indicarían que nos encontramos ante una fobia.
Psicoterapia Salamanca – Fobias- Gabinete de Psicología Mª Luz Cañadas
Miedos y fobias infantiles (I) Miedos infantiles ¿Son útiles?
Paola tiene 6 años, esta tarde irá al dentista por primera vez ya que lleva varios días quejándose de dolor en una muela. Después de comer se pone a llorar ya que no quiere ir, dice que ya no le duele. Sus padres tratan de tranquilizarla mostrándola su cariño y además le prometen que a la salida le comprarán esa revista de princesas que tanto le gusta. En la sala de espera Paola no para de hablar y de moverse, quiere irse a casa, dice que ya no le duele a nada. Cuando la llaman para entrar en la consulta Paola se agarra a su madre y asustada se niega a entrar en la consulta.
¿Qué le pasa a Paola? Paola es una niña obediente y tranquila, pero ir al dentista le da miedo. Es normal, tiene 6 años y, a esa edad, es normal tener miedo al dolor físico. Aunque a ella nunca le ha hecho daño un dentista, tiene miedo a lo desconocido y a lo que sus compañeros de clase y amigos que sí han ido al dentista le han contado.
A medida que los niños van creciendo van experimentando distintos miedos. La mayor parte de ellos son pasajeros y son característicos del momento evolutivo. Estos miedos evolutivos son saludables ya que enseñan a nuestros pequeños a afrontar situaciones difíciles y estresantes.
Pero a veces, estos miedos, son tan intensos y/o prolongados en el tiempo que se acaban convirtiendo en un problema que precisa ser tratado. Un miedo precisa ser tratado si interfiere en el funcionamiento diario del niño o de su familia a nivel personal, familiar, social o escolar.
El miedo es una alarma psicológica de nuestro cuerpo. Sentimos temor ante aquellas situaciones que ponen en juego nuestra integridad física (una operación quirúrgica) o nuestro bienestar personal.
El miedo tiene una función adaptativa, el hecho de que un niño tenga miedo a los desconocidos nos ayuda a entender porque la mayoría de los niños no se van con el primer desconocido que les salude o les ofrezca un caramelo.
El miedo es útil ya que evita que corramos riesgos innecesarios.
Si no tuviésemos miedos, como Juan sin miedo, seríamos una temeridad. Ya que si algo no te asusta no te proteges de ellos. Si a Juan sin miedo no le asustan los trenes es probable que cruce la vía con la barrera bajada, tampoco seria consciente del peligro que implica cruzar en rojo o pasear solo por un callejón oscuro a determinadas horas. Las probabilidades de que algo malo le ocurriese se dispararían.
Por tanto podemos concluir que los miedos funcionan como una alarma psicológica que nos avisa de las amenazas a nuestra integridad física y bienestar personal.
Psicólogos en Salamanca – Miedos infantiles- Psicoterapia Salamanca